domingo, 9 de mayo de 2010

Juvenile Court // 1973

Juvenile Court
de Frederick Wiseman (1973)
U.S.A.
Utilizando el estilo del direct cinema, Frederick Wiseman filma este documental que hace una vez más una seria crítica sobre las instituciones gubernamentales, poniéndolas en cuestión si en realidad están haciendo un trabajo ético. Este documental se enfoca en el sistema penitenciario para jóvenes delincuentes. Wiseman nos muestra el procedimiento que estos jóvenes están pasando y cuánto lo están sufriendo. Todos en general lucen llenos de miedo y confundidos sobre lo que sucederá, están en la edad en que surge una rebeldía para romper las reglas que los padres imponen pero en realidad siguen dependiendo de lo que ellos les proporcionan, un techo, comida, educación, etc. y a lo que más miedo tienen es al tremendo regaño (por no decir otras palabras) que les van a meter sus papás cuando se enteren. Seguramente eso les pasa por la mente, a cada momento, se ve en sus caras, en sus lágrimas.
Los judiciales utilizan este recurso para aprovecharse de los niños, no creo que se sienta nunca que ellos buscan que los adolescentes pidan perdón y se les de una llamada de atención o servicio comunitario, siempre buscan asustarlos aún más mencionándoles la pena máxima de sus crímenes, enjuiciarlos como si fueran adultos. Esto resulta en secuencias extremadamente crueles, llenas de miedo e impotencia por parte de los niños que saben que cometieron un crimen o hay el caso en el que probablemente no cometió un crimen y se encuentra en la situación más terrible que se le pudo haber ocurrido.
Me refiero al caso de un niño al que se le acusa de abuso sexual, se ve que es un niño que no lastimaría a nadie, usa lentes, es flaco y debilucho, tiene unas cuantas pecas o talvez sea acné y tiene más miedo del que me imaginé que una persona podría tener. Esto se amplifica cuando cruelmente los policías en un intento de sacarle la 'verdad' le dicen que la pena máxima para su caso es la muerte y que seguramente terminará ahí si no confiesa. Es claro que el niño ya no puede llorar más y esta noticia prácticamente hace que se quede sin aliento. Es tan absurdo que un policía le diga esto a un niño que hasta da risa. Y nos hace volver a la pregunta, ¿es ético este trabajo? Evidentemente no lo es, Wiseman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario